En el año 2050, casi el 80% de la población de la tierra residirá en centros urbanos. Las estimaciones más conservadoras respecto a las tendencias demográficas actuales sugieren que la población humana habrá aumentado en alrededor de tres mil millones de personas en esa fecha. Si continúan las prácticas agrícolas tradicionales, se estima que se necesitarán unos mil millones de hectáreas de nuevas tierras de cultivo para obtener la comida suficiente para alimentar a esa nueva población.
En la actualidad, en todo el mundo, más del 80% de las tierras aptas para el cultivo están en explotación. Igualmente, se estima que un 15% de dichas tierras han quedado inhabilitadas para el cultivo debido las malas prácticas de gestión.
Aunque la mayoría de los seres humanos vive protegida de los elementos, sin embargo, no sucede así con los cultivos que habitualmente se encuentran expuestos a las inclemencias atmosféricas (inundaciones, sequías, granizo, etc.) y las plagas, que ocasionan anualmente la destrucción de millones de toneladas de productos agrícolas.
Ante esta situación, el Proyecto Granja Vertical (Vertical Farm Project), desarrollado por el profesor Dickson Despommier, del Environmental Health Science de la Universidad de Columbia, en New York, ofrece un nuevo enfoque de la agricultura por niveles superpuestos, ambientalmente controlados mediante empleo de tecnologías de vanguardia, en edificios en altura integrados en los centros urbanos de las ciudades.
Entre las ventajas que proporcionarían las granjas verticales, los autores del proyecto destacan, entre otras, las siguientes:
- Requieren menos espacio para obtener la misma producción (entre 30 y 5 veces menos dependiendo de la clase de cultivo).
- Garantizan una producción sostenible con una oferta continua y variada de alimentos
- No les afecta el clima ni las plagas.
- Todos los alimentos se cultivan orgánicamente (sin herbicidas, pesticidas o fertilizantes).
- Utilizan agua reciclada para el uso agrícola.
- Permiten la recuperación de ecosistemas que hasta la fecha habían sido sacrificados para la agricultura.
- Reducen considerablemente la incidencia de muchas enfermedades infecciosas causadas por la actividad agrícola tradicional.
- Potabilizan el agua residual mediante evapotranspiración.
- Producen energía mediante la generación de metano a partir del compostaje de los residuos agrícolas generados.
- Reducen drásticamente el uso de combustibles fósiles al eliminar el empleo de maquinaria agrícola y de sistemas transporte para acercar los productos a la ciudad.
- Convierten propiedades urbanas abandonadas en centros de producción de alimentos.
- Crean entornos sostenibles alrededor de los centros urbanos.
- Crean nuevas oportunidades de empleo.
En la actualidad, en todo el mundo, más del 80% de las tierras aptas para el cultivo están en explotación. Igualmente, se estima que un 15% de dichas tierras han quedado inhabilitadas para el cultivo debido las malas prácticas de gestión.
Aunque la mayoría de los seres humanos vive protegida de los elementos, sin embargo, no sucede así con los cultivos que habitualmente se encuentran expuestos a las inclemencias atmosféricas (inundaciones, sequías, granizo, etc.) y las plagas, que ocasionan anualmente la destrucción de millones de toneladas de productos agrícolas.
Ante esta situación, el Proyecto Granja Vertical (Vertical Farm Project), desarrollado por el profesor Dickson Despommier, del Environmental Health Science de la Universidad de Columbia, en New York, ofrece un nuevo enfoque de la agricultura por niveles superpuestos, ambientalmente controlados mediante empleo de tecnologías de vanguardia, en edificios en altura integrados en los centros urbanos de las ciudades.
Entre las ventajas que proporcionarían las granjas verticales, los autores del proyecto destacan, entre otras, las siguientes:
- Requieren menos espacio para obtener la misma producción (entre 30 y 5 veces menos dependiendo de la clase de cultivo).
- Garantizan una producción sostenible con una oferta continua y variada de alimentos
- No les afecta el clima ni las plagas.
- Todos los alimentos se cultivan orgánicamente (sin herbicidas, pesticidas o fertilizantes).
- Utilizan agua reciclada para el uso agrícola.
- Permiten la recuperación de ecosistemas que hasta la fecha habían sido sacrificados para la agricultura.
- Reducen considerablemente la incidencia de muchas enfermedades infecciosas causadas por la actividad agrícola tradicional.
- Potabilizan el agua residual mediante evapotranspiración.
- Producen energía mediante la generación de metano a partir del compostaje de los residuos agrícolas generados.
- Reducen drásticamente el uso de combustibles fósiles al eliminar el empleo de maquinaria agrícola y de sistemas transporte para acercar los productos a la ciudad.
- Convierten propiedades urbanas abandonadas en centros de producción de alimentos.
- Crean entornos sostenibles alrededor de los centros urbanos.
- Crean nuevas oportunidades de empleo.
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