Algunos animales como los cocodrilos y los tiburones blancos no pueden masticar, de modo que cortan su “comida” sacudiéndola y despedazándola con sus dientes. Los dientes se van desprendiendo y reemplazando por otros nuevos y habitualmente pueden verse claramente incluso cuando tienen la boca cerrada.
Imaginé qué pasaría con los dientes de los tiburones financieros, es decir ese tipo de inversores que se dedican a la especulación comprando acciones de sociedades mercantiles con bajas cotizaciones para controlarlas y posteriormente vender a mayor precio sus activos o sus filiales de forma independiente, y esto es lo que resultó.
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