El Ipupiara

El Ipupiara es un hombre-marino, hombre-pez u hombre-rana, una criatura de la mitología brasileña enemiga de los pescadores y las lavanderas. El cronista portugués Pero de Gandâvo narró que en el año 1564, un monstruo marino, al que los indios llamaron Ipupiara, había sido muerto en las costas de São Vicente, en la costa del estado de São Paulo.

Otro cronista colonial, el jesuita Fernão Cardim, escribió que estas criaturas tenían gran estatura y eran muy repulsivas. Mataban a la gente abrazándola, besándola y presionándola hasta el sofocamiento. Tales monstruos existían también en forma femenina, y devoraban los ojos humanos, las narices, las puntas de los dedos de los pies y de las manos y también los genitales.

El Ipupiara era, según estos cronistas, un ser bestial, hambriento, repugnante, de ferocidad primitiva y brutal.

En la imagen el Ipupiara de Walmor Corrêa

El Curupira

El Curupira es una criatura de la mitología brasileña, un espíritu de la naturaleza y protector de los bosques que hace que los cazadores acaben perdidos y confusos cuando siguen sus huellas, ya que sus pies están vueltos hacia atrás, haciéndoles creer que van hacia el lugar donde éste se mueve, cuando en realidad van al lugar de donde vino.

En la imagen, el Curupira de Walmor Corrêa

El Capelobo

El Capelobo es un ser demoníaco de la mitología brasileña con cuerpo humano y cabeza de tamandúa. Por las noches ronda los campamentos para matar perros y gatos con los que se alimenta.

Si el Capelobo se cruza con un eventual cazador, lo atacará en la carótida y beberá su sangre.

En la imagen, el Capelobo de Walmor Corrêa

La Cachorra de Palmeira

La Cachorra de Palmeira es un mito de origen alagoano, pero que se produce, con variantes, en varios estados del Noreste de Brasil.

Una joven hija de un coronel, bonita y bien educada, vivía en la ciudad de Palmeira dos Índios. Tenía un perrita a la que apreciaba mucho. El día de la muerte del sacerdote Cícero Romão, la perrita cayó enferma y también se murió. La joven quedó muy triste y le preparó un velatorio a la perrita.

Algún tiempo después, estaba ella en un almacén, comprando vestidos y perfumes, cuando entró una señora buscando tejido negro para luto. Al saber que se trataba de una devota del sacerdote Cícero Romão, la joven se rió de ella y sugirió que sería mejor que la devota se pusiera luto para su perrita. En ese mismo momento, se transformó en una perrita.

Cuentan que sus padres se murieron de pena. Un hermano la recogió y la encerró en una jaula, donde vive su maldición.

En la imagen, la Cachorra de Palmeira de Walmor Corrêa

La Ondina

La Ondina es una criatura acuática, una Sirena perteneciente a la mitología brasileña, que el artista Walmor Corrêa ha plasmado junto con otras en su colección denominada Unheimlich (Siniestro).

“Los animales que habitan su bestiario pacientemente producido, en el cual el artista ha venido trabajando por algunos años, son descendientes directos de las mutaciones de sus ensoñaciones de niño, pero basados en una búsqueda esmerada y en una precisión casi científica. Cada uno de los animales que Correa crea es por principio capaz de existir. La transformación no es sólo sugerida, ha sido exhaustivamente estudiada antes de darle vida en la pintura; antes de ser poética, es científica. Como la metamorfosis de Dafne en árbol de Laurel, narrada por Ovidio, ningún detalle es descuidado; la meticulosa descripción tranquilizadora ayuda al observador a aceptar el milagro como auténtico”. Extracto del texto de Jacopo Crivelli Visconti.