Santa Sofia, Iglesia de la Divina Sabiduría o Hagia Sophia, Ayasofya Müzesi en turco, obra singular y cumbre del arte bizantino, fue utilizada como iglesia bizantina durante 916 años, desde su construcción en el año 537 hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453, a partir de cuya fecha fue transformada en mezquita mediante las aportaciones arquitectónicas otomanas, que la enriquecieron con cuatro minaretes, espolones y contrafuertes. Desde 1935 es un museo.
Su cúpula, de 56,6 metros de altura y 31,87 de diámetro y sin tambor, está rodeada por cuarenta pequeños contrafuertes separados por otras tantas ventanas, dando la sensación de estar suspendida. Mediante pechinas se resuelve el encuentro entre la base circular de la cúpula y el espacio inferior cuadrado, trasladando el peso de esta a las naves laterales.
Santa Sofía inspiró a los arquitectos otomanos durante 500 años para la creación de las bellísimas obras arquitectónicas que comprenden el conjunto de mezquitas imperiales de Estambul, entre las que destacan la de Solimán y la Mezquita Azul, o del Sultán Ahmed, construidas por Sinán, el más famoso arquitecto otomano.
Su cúpula, de 56,6 metros de altura y 31,87 de diámetro y sin tambor, está rodeada por cuarenta pequeños contrafuertes separados por otras tantas ventanas, dando la sensación de estar suspendida. Mediante pechinas se resuelve el encuentro entre la base circular de la cúpula y el espacio inferior cuadrado, trasladando el peso de esta a las naves laterales.
Santa Sofía inspiró a los arquitectos otomanos durante 500 años para la creación de las bellísimas obras arquitectónicas que comprenden el conjunto de mezquitas imperiales de Estambul, entre las que destacan la de Solimán y la Mezquita Azul, o del Sultán Ahmed, construidas por Sinán, el más famoso arquitecto otomano.
Es bochornoso que Santa Sofia haya quedado desplazada de las nuevas 7 maravillas del mundo por una estatua de hormigón armado de 1931, como el Cristo Redentor de Río de Janeiro.
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