El Ayuntamiento inició el cerco subiendo el nivel de la acera dejando su puerta hundida. Los cerrajeros la hostigaron con sus indecentes pegatinas. Los vehículos la bloquearon estacionando a escasos centímetros.
En un intento desesperado de repeler las acometidas, surgió la necesidad de ratificar lo obvio: PROHIBIDO APARCAR. Aquí VIVEN.
En un intento desesperado de repeler las acometidas, surgió la necesidad de ratificar lo obvio: PROHIBIDO APARCAR. Aquí VIVEN.
De todas formas ya se puede dar por sucumbida ante el progreso edificatorio. No reúne los requisitos elementales para permanecer. Es carne de cañón de las excavadoras del barrio de San Antón.
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