Recientemente, el edificio del antiguo Gobierno Militar de Alicante, obra del ingeniero militar José Mendizábal Brunet y construido el año 1932, ha sufrido una importante transformación.
El edificio de tres plantas con frontón y cúpula en esquina, situado en la plaza de Ruperto Chapí, constituía un conjunto armonioso con los otros edificios de carácter público con los que se relacionaba directamente: el Teatro Principal (1847, tres plantas), el Cine Ideal (1925, tres plantas con torreón en esquina) y la Casa de Socorro (1927, tres plantas con torreón en esquina).
De las tres posibilidades se ha escogido la peor. La primera era haber mantenido el edificio como estaba y haber construido los metros de más en otro solar.
Si el objetivo era construir las siete plantas actuales en lugar de las tres iniciales duplicando la altura de cornisa, la segunda posibilidad era derribar el edificio y construir un edificio nuevo, con un lenguaje arquitectónico actual.
La tercera y última posibilidad ha sido la finalmente ejecutada: agrandar el edificio produciendo una caricatura de sí mismo, desproporcionada y grotesca.
A muchos alicantinos nos parece que se podría construir en otros lugares donde no se cause ningún daño a nuestro patrimonio histórico, artístico, arquitectónico y cultural, y en definitiva, a nuestra ciudad.
Ahora vemos con preocupación que se va actuar sobre un edificio de 1930 en la Avenida de la Constitución 14, de Juan Vidal Ramos. Ya fueron destruidos el edificio Bergé y el Cine Monumental, del mismo arquitecto. La Aduaneta, en el Portal d’Elx, cuyos sillares numerados se han perdido desperdigados cerca del cementerio, la Casa Alberola, edificio existente en la plaza de Canalejas seccionado por la mitad por un bloque de pisos, y la Comandancia de Marina, ya desaparecido, fueron igualmente arrasados años atrás. El Cine Ideal y el contiguo edificio de la antigua Central de Teléfonos llevan camino de lo mismo. El Hotel Palas ha quedado reducido a su triste pellejo. ¿Vamos a seguir así hasta que ya no quede nada?
PD: La primera imagen es del edificio antes de la intervención. La segunda es una imagen del fondo de perspectiva del edificio actual desde la calle Médico Pascual Pérez, donde se aprecia muy bien la deformación sufrida por la elevación de la altura de cornisa. En la tercera imagen se observa el volumen anterior y el actual del edificio.
El edificio de tres plantas con frontón y cúpula en esquina, situado en la plaza de Ruperto Chapí, constituía un conjunto armonioso con los otros edificios de carácter público con los que se relacionaba directamente: el Teatro Principal (1847, tres plantas), el Cine Ideal (1925, tres plantas con torreón en esquina) y la Casa de Socorro (1927, tres plantas con torreón en esquina).
De las tres posibilidades se ha escogido la peor. La primera era haber mantenido el edificio como estaba y haber construido los metros de más en otro solar.
Si el objetivo era construir las siete plantas actuales en lugar de las tres iniciales duplicando la altura de cornisa, la segunda posibilidad era derribar el edificio y construir un edificio nuevo, con un lenguaje arquitectónico actual.
La tercera y última posibilidad ha sido la finalmente ejecutada: agrandar el edificio produciendo una caricatura de sí mismo, desproporcionada y grotesca.
A muchos alicantinos nos parece que se podría construir en otros lugares donde no se cause ningún daño a nuestro patrimonio histórico, artístico, arquitectónico y cultural, y en definitiva, a nuestra ciudad.
Ahora vemos con preocupación que se va actuar sobre un edificio de 1930 en la Avenida de la Constitución 14, de Juan Vidal Ramos. Ya fueron destruidos el edificio Bergé y el Cine Monumental, del mismo arquitecto. La Aduaneta, en el Portal d’Elx, cuyos sillares numerados se han perdido desperdigados cerca del cementerio, la Casa Alberola, edificio existente en la plaza de Canalejas seccionado por la mitad por un bloque de pisos, y la Comandancia de Marina, ya desaparecido, fueron igualmente arrasados años atrás. El Cine Ideal y el contiguo edificio de la antigua Central de Teléfonos llevan camino de lo mismo. El Hotel Palas ha quedado reducido a su triste pellejo. ¿Vamos a seguir así hasta que ya no quede nada?
PD: La primera imagen es del edificio antes de la intervención. La segunda es una imagen del fondo de perspectiva del edificio actual desde la calle Médico Pascual Pérez, donde se aprecia muy bien la deformación sufrida por la elevación de la altura de cornisa. En la tercera imagen se observa el volumen anterior y el actual del edificio.
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